jueves, 27 de octubre de 2011

 Cuando aún sentía que te conocía, cuando comencé a verte diferente, me gustaban ciertas cosas de tí. Esa pequeña marca misteriosa en tu mejilla justo bajo el ojo izquierdo, tu humor fisico, esas poses cómicas que hacías repentinamente, la forma de tu rostro que se sentía tan bien en mis manos, esos pelitos rebeldes en la parte superior de tu cabeza, tu altura que me daba la sensación de que podía llevarte donde fuera, cuando te enojabas y te frustrabas - siempre te imagine haciendo pataleta- tus brazos, hasta tus tatuajes- aunque me riera de ellos- ese lenguaje tan tuyo.
 Tú.

 El amor creciente e incondicional por tu hermano, tu razón de ser.

 Tú.

Tus ideas concretas sobre todo, nada parecía improvisto para tí. Y aún así nunca supiste que yo hubiese hecho lo que fuera por tí. Una parte de mí aún cree que yo correría si me llamases; pero al contrario de las ideas hollywoodenses del amor, la esperanza si muere, y sin importar que tanto llegue yo a quererte o si llegara a amarte, nunca reapareceras en mi vida a pedirme que no te suelte.

Es la vida

          Sigo sin saber como llegaste a convertirte en lo que te siento, pero a estas alturas que más da. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario